Que se entiende por Urgencia Médica
Es de vital importancia conocer en qué situaciones, y en cuáles no, se debería acudir a un servicio de emergencias. Todos enfrentamos alguna vez el dilema de concurrir o no a una Guardia cuando algún mal jaquea nuestra salud o interrumpe nuestro bienestar, y sobre todo en la Argentina, un país en el que, según los especialistas, la población suele ignorar cómo y cuándo utilizar los servicios sanitarios de urgencia.
Hoy existe un desborde en las consultas, que en general afecta a todos los servicios de Urgencias del país y nos atreveríamos a decir del mundo, debido a que casi un 80% de las consultas en una Guardia se deben a patologías banales. “Esa demanda, además de abrumar al hospital y recargar los costos, atenta contra la calidad del servicio de urgencias”, afirman desde el Ministerio de Salud.
Los expertos coinciden en que el factor más importante a tener en cuenta a la hora de decidir si se debe llamar a una ambulancia, correr hasta el hospital o descansar hasta que el síntoma ceda, es su historia clínica personal, información que usted y su familia conocen mejor que nadie. En primer lugar, recomiendan: “escuche a su cuerpo”, confíe en su instinto y atienda las sugerencias de los que lo quieren y desean lo mejor para usted.
Cinco razones para ir a la guardia
- Ante dolores severos y persistentes. Un dolor repentino (una puntada fuerte) y persistente en el pecho, en el abdomen, en la cabeza o en alguna otra parte del cuerpo suelen indicar un problema, sobre todo si el dolor está acompañado de complicaciones respiratorias, náuseas o vómitos. También hay que estar alerta -sobre todo en invierno- frente a los trastornos respiratorios. Si tiene tos, agitación, fiebre, expectoración con flema de color, dolores costales torácicos, debe consultar. Tampoco hay que subestimar los trastornos gastrointestinales (dolores de panza persistentes, cólicos, diarreas), los dolores lumbares fuertes (pueden estar anunciando un problema renal) y la fiebre alta y persistente o repetida.
- Ciertos sintomas de aturdimiento, debilidad o problemas de movilidad también justifican la concurrencia a la guardia. Cuando uno tiene la sensación de fatiga o falta de aire, mareos, disminución de la fuerza en alguno de los miembros o alteraciones visuales de aparición brusca, la consulta al servicio de urgencia no debe demorarse.
También ameritan la visita a la guardia otros cuadros: dificultad o incoherencia para hablar, confusión de palabras o sensación de tener la lengua dormida (hablar como borracho); adormecimiento y hormigueo en la mitad de la cara y en el brazo; convulsiones (sacudidas generalizadas o ausencias de segundos de duración). Los síntomas neurológicos requieren de una premura de atención comparable a la del infarto cardíaco. El tiempo es crítico para salvar la vida y reducir las secuelas y complicaciones. Es necesario estar alerta a los síntomas de hipertensión arterial. Debería acudirse a la guardia cuando la máxima es de 180 mm/Hg o más, o la mínima de 110 o más (solo en adultos con parámetros de presión normal), y sobre todo cuando esos valores están acompañados por síntomas como falta de aire, náuseas, vómitos o dolores en la cabeza o el pecho. Otros signos que no se deben subestimar: pérdida brusca de conciencia (con caída y luego recuperación) y sensación de desmayo. Lo aconsejable es llamar a un servicio de emergencia que evalúe el caso, realice las acciones médicas iniciales y decida el eventual traslado en condiciones adecuadas de seguridad. Mencione siempre los antecedentes (diabetes, hipertensión, enfermedades cardíacas previas) y si está tomando medicación. - Se debe ir a una guardia ante determinados accidentes. Hay golpes, traumatismos y heridas físicas que deben ser evaluados por un médico de urgencia. Es necesario tener especial cuidado si hubo un golpe en la cabeza con pérdida del conocimiento, si hubo un corte grande o profundo, si se está sangrando mucho, si se sienten mareos o problemas para movilizarse. También ante mordeduras de algún animal debido a las múltiples infecciones profundas que pueden ocasionar. Tampoco habría que pasar por alto una colisión vehicular, aunque no presente síntomas. La magnitud del impacto, la velocidad del vehículo, el haber volcado o salido despedido del habitáculo, o la presencia de un muerto en el evento justifican la consulta inmediata a un servicio de emergencias. También requieren una evaluación quienes sufran caídas desde una altura superior a la propia. Ante cualquier tipo de traumatismo de cráneo con pérdida de conocimiento, por mínima que ésta sea; ante cualquier traumatismo de la columna cervical (deportivo o por accidente de tránsito) o si sufrimos algún golpe desde atrás que desencadene hormigueos o adormecimiento de las manos o brazos, hay que ver a un neurólogo en la guardia.
- Aparición o agravamiento de síntomas de enfermedades crónicas. Un paciente debe realizar una consulta de urgencia cuando surgen o se agravan los síntomas de enfermedades crónicas como asma, diabetes, epilepsia, insuficiencia renal, enfisema o alergias serias.
- Las personas que sufren trastornos de salud mental (desde ataques de pánico o fobias hasta esquizofrenia o psicosis) deben consultar ante cualquier síntoma sorpresivo. Lo mismo para quienes usan drogas.
Cinco razones para no ir a la guardia
- Si tiene la nariz tapada, le duele la garganta y la fiebre es baja, probablemente baste con un descongestivo, algún analgésico y reposo en casa. Aunque no se sienta del todo bien, no es necesario ir a la guardia a menos que tenga problemas respiratorios y/o mucho dolor al tragar. Lo mismo frente a algunas molestias urinarias: si son menores, puede esperar un día a ver cómo evoluciona y consultar a su médico de cabecera.
- Si ha sufrido una herida menor (aquellas que no deben ser suturadas) y pudo detener la hemorragia, no es necesario concurrir a un servicio de emergencias.
- Si tiene un dolor que le resulta familiar, que se repite de tanto en tanto, como dolor de cabeza, dolores menstruales normales para usted, artritis o reuma. En caso de concurrir a una guardia le recetarán solo un analgésico a menos que el dolor sea muy severo o persistente. Para saber cómo actuar en estos casos debe pedir las indicaciones a su médico habitual, quien podrá indicar medicamentos que no requieren receta médica, ejercicios, masajes o dieta.
- Si tiene problemas digestivos menores. Ante cuadros no graves de diarrea, vómitos o constipación, no es necesario concurrir a la guardia. Si el cuadro persiste o se agrava (con sangre, fiebre alta, o no se pueden detener los vómitos o la diarrea), consulte.
- Si se le venció una receta no busque ayuda en la guardia. A menos que sea algo de vida o muerte, en los servicios de urgencia los médicos no están autorizados a hacer una nueva receta. Lo mismo si quiere hacerse un chequeo médico: la guardia no es el lugar. Saque turno y tenga paciencia. Desafortunadamente, en las guardias de los hospitales hay un alto porcentaje de consultas banales que podrían ser resueltas con turnos programados. Una gran cantidad de pacientes se “curan” con solo escucharlos.
A quienes se les aconseja que no vayan a una guardia es a los que no tienen una urgencia pero no desean esperar turno con su médico. Este tipo de consulta recarga innecesariamente el servicio y también perjudica al paciente porque en la guardia hay que empezar todo el control desde cero.