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“No soy travieso, soy autista”.

Te pido que pienses en todas las sensaciones que experimentas al entrar a un centro comercial. Son miles de sonidos, de olores, de texturas, de brillantes colores. Si para muchas personas es abrumador, imagina cómo es para alguien con autismo que siente todos esos estímulos multiplicados por cien. Por eso es tan importante ponernos en sus zapatos.

Para ellos, ese es su día a día. No sólo en el centro comercial sino en la escuela, el parque o el trabajo. La hipersensibilidad e hiposensibilidad son trastornos comunes en personas con autismo.

Jo Wincup, que tiene un hijo de 15 años con autismo, ha tenido que comprender lo difícil que es para él lidiar con todo eso.

“Hace cuatro años, mi hijo hizo un berrinche en un centro comercial después de sentirse abrumado por tanta gente, las luces, los olores. Él comenzó a patear, jalar y maldecir. Tratamos de sacarlo para que se calmara, pero la gente en la parada del autobús solo miraba y decía cosas hirientes. Eso lo enojó aún más. Corrió hacia los arbustos y se negó a salir. Yo sólo quería llorar, que nos tragara la tierra”.

Para concientizar a las personas sobre las dificultades que presentan las personas con este trastorno y tratar de empatizar con ellas, la Sociedad Nacional de Autismo del Reino Unido realizó un video que nos da una ligera mirada de lo que ellos sienten, y tal vez más importante, cómo lo sienten.

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