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La incontinencia es muy frecuente por razones anatómicas y por la maternidad. Pero se puede prevenir y curar. Sólo los casos más graves necesitan cirugía. Campaña gratuita la semana que viene.

“No me hagas reír, que me hago pis”. ¿Cuántas veces se escuchan frases como esta en una reunión de mujeres? Si cumplieron 45 años y han tenido dos partos vaginales, las probabilidades de que sufran incontinencia son del 60%. Pero puede darse antes. Esa es una de las cifras que arroja sobre la mesa, preocupado, José Arrieta, especialista en uroginecología. Y la incidencia aumenta cuando, pasados los 65 años, los estrógenos bajan: alcanza el 85%.

La buena noticia: no es una condena y puede prevenirse, para lo cual es indispensable la consulta. Entonces surge otro problema: la vergüenza. “Muy pocas mujeres consultan por ese motivo y queremos ayudar a espantar el fantasma”, destaca Arrieta. Por eso él y sus socios han organizado por segunda vez una campaña que han bautizado “Reíte segura”. Durante toda la semana que viene, entre el lunes 29 y el 2 de junio, atenderán gratis a mujeres mayores de 15 años que se acerquen al Centro Privado de Urología Multidisciplinario (Santiago 615). En la anterior, el año pasado, atendieron más de 1.000 pacientes.

“Uno de las datos más preocupantes es que muchísimas mujeres piensan que hay que resignarse a ello”, añade Arrieta. “Y sólo apelan a los apósitos, que son el peor invento, porque favorecen las infecciones urinarias, y estas, la incontinencia, con lo que la serpiente se muerde la cola”, completa, y vuelve a dar números.

“Las mujeres tenemos una flora húmeda, bacterias que normalmente viven en nuestro sistema. Y el sistema necesita respirar; el uso de protectores diarios está totalmente contraindicado; puede llegar a producirse una candidiasis”, destaca a su vez la kinesióloga Lucía Marcoccia, que se está formando para tratar la incontinencia.

Sí. Una kinesióloga, porque con ejercicios específicos (hipopresivos) la incontinencia se puede prevenir y se puede tratar. “Sólo los casos más graves pueden necesitar cirugía”, destaca Arrieta.

Los dos tipos frecuentes

“La incontinencia más temprana se llama ‘de esfuerzo’; es la que se experimenta al toser, estornudar, reírse… La sufren las mujeres más jóvenes y está directamente relacionada con la maternidad. El peso del bebé hace presión sobre el piso pélvico y lo vence; y el esfuerzo del parto complementa ese proceso”, explica Arrieta.

“El piso pélvico tiene naturalmente forma de cúpula; son músculos y ligamentos que cierran la cavidad abdominal. Su función es sostener los órganos pélvicos (vejiga y uretra; útero y vagina; y recto) en la posición adecuada, porque de ello depende su buen funcionamiento”, agrega Marcoccia. “Pero si esos músculos se vencen, todo desciende y se producen prolapsos, incontinencia, estreñimiento y hasta disfunciones sexuales”, añade. “Y como en las mujeres no hay un verdadero esfínter que controle la salida de la orina, sino que depende de esos músculos y ligamentos, proteger ese suelo pélvico es fundamental”, agrega Arrieta.

Una gimnasia diferente

“Se trata de combinar la respiración con cuestiones posturales y ejercicios para fortalecer el piso pélvico. Son hipopresivos porque se trata de quitar presión sobre el abdomen”, explica Marcoccia, que está terminando su especialización con docentes de Córdoba, porque no es una patología que se trabaje en la carrera de Kinesiología de la UNT (ver “Áreas de vacancia”).

“Mis primeras pacientes fueron chicas que acababan de tener un bebé, y buscaban recuperarse; pero es bueno aprender estos ejercicios antes de un embarazo; ayudan a prevenir”, destaca Marcoccia y explica que la clave es la combinación de respiración, elongación y control de la postura. “En realidad, ayudan a mucho más que a prevenir la incontinencia”, destaca y enumera: mejoran el funcionamiento intestinal, reducen el perímetro de la cintura, mejoran las relaciones sexuales, porque se recupera el tono vaginal y también la irrigación, y al mejorar la postura, disminuyen dolores como las lumbalgias.

“El único problema es que se necesitan tres meses de trabajo intensivo (sólo el primer mes son dos sesiones de una hora por semana), y la mayoría de las obras sociales sólo reconoce 30 ordenes de fisio al año”, lamenta Marcoccia.

ÁREAS DE VACANCIAS

La carrera de kinesiología no prepara a sus egresados en fisioterapia del piso pélvico“En la Facultad la formación se centra en patologías traumatológicas, neurológicas o respiratorias. Sólo hay pocos acercamientos teóricos a estos problemas”, resalta la licenciada Lucía Marcoccia. Por eso optó por formarse en un centro llamado IDEHA, que ofrece capacitación con modalidad semipresencial. Las prácticas, intensivas, las dicta una especialista que viene de Córdoba. De Tucumán sn tres kinesiólogos y dos ginecólogas. “Es básica la formación de profesionales de la salud -resalta el médico José Arrieta- porque para controlar que los ejercicios estén bien hechos hay que guiarse por el tacto, incluso vaginal”.

EJERCICIOS HIPOPRESIVOS

Su creador fue el belga Marcel Caufriez, uno de los padres de la reeducación uro-ginecológica. Desarrolló este tipo de abdominales para la recuperación de las madres y evitar la incontinencia urinaria. Al practicarles palpación vaginal a sus pacientes constató que ellas realizaban un movimiento de expansión torácica reflejo, que relajaba el diafragma y provocaba el ascenso de los órganos internos. Entonces diseñó ejercicios, posturas y acciones que potenciaran ese efecto. “De alguna manera, son lo contrario de los abdominales clásicos -destacó el urólogo José Arrieta-; estos aumentan los riesgos de incontinencia”.

Fuente: La Gaceta

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