Lo sabe el hombre desde su origen. Ningún ser vivo puede vivir sin ella. La Organización de las Naciones Unidas señala que la escasez de agua es un fenómeno no solo natural, sino también causado por la acción del ser humano. “Hay suficiente agua potable en el planeta para abastecer a los 7.000 millones de personas que lo habitamos, pero esta está distribuida de forma irregular, se desperdicia, está contaminada y se gestiona de forma insostenible”, sostiene el organismo internacional.
En los últimos lustros, cada vez que comienzan los calores intensos, la desdicha se apodera de una buena parte de los tucumanos cuando de los grifos de su hogar caen gotas o simplemente nada. Sectores del San Miguel de Tucumán, Yerba Buena, Tafí Viejo, Villa Carmela, Alderetes suelen ser los más afectados. En estos últimos días, les tocó el turno a los habitantes de Lomas de Tafí, un megaemprendimiento de 5.000 viviendas, cuya primera entrega (600 casas) se efectuó el 29 de diciembre de 2008.
La escasez de agua se ha ahondado en esta semana, así como el humor de los vecinos, que tienen problemas para higienizarse y cocinar. La mayoría gasta mucho dinero en comprar bidones de agua para el consumo y se quejan porque el sarro del agua les arruina los lavarropas y los calefones, cuya reparación implica un expendio económico significativo.
Las autoridades de la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT) y del Instituto Provincial de la Vivienda y Desarrollo Urbano (Ipvdu) atribuyeron el problema a que el rendimiento de los pozos ha ido mermando con el paso de los años y en este momento se encuentra un 31% por debajo de su capacidad original. Han señalado que estos sufridos comprovincianos deberán esperar, por lo menos 40 días, hasta que entre una cisterna que será alimentada por el acueducto Lomas de Tafí, que se desprende del acueducto El Cadillal.
En abril de 2010, una experta en hidráulica afirmó que Tucumán era una provincia rica en recursos hídricos que no debería tener problemas con el abastecimiento de agua: “El futuro de este líquido vital depende de que se haga una gestión integrada de los recursos hídricos. Si lo logramos, con un enfoque participativo y de cuenca, garantizaremos un futuro sostenible y disminuiremos los conflictos entre los usuarios (residenciales, agrícolas, industriales). Sin gestión no se garantiza la gobernabilidad efectiva del agua. Si impulsamos una buena gestión de cuenca aguas arriba de nuestros embalses, garantizaremos su preservación”.
Se supone que antes de construir un barrio se deben tomar todas las previsiones, sobre todo en materia de infraestructura, mucho más cuando se trata de un megaemprendimiento de 5.000 casas. ¿Por qué hay que esperar que los vecinos comiencen a padecer la falta de agua, a quemar cubiertas y cortar calles o rutas porque siente que nadie se hace cargo del problema, para reaccionar? ¿Por qué deben esperar más de un mes para una posible solución del problema, cuando esta debió preverse antes de la inauguración del barrio? ¿Por qué no se han realizado las obras necesarias antes? Lo paradójico es que los adjudicatarios han sufrido el aumento del monto y de la cantidad de cuotas. ¿Quién se hace responsable del perjuicio de la gente y de las pérdidas económicas? ¿El Gobierno? ¿Se sancionará esta negligencia o la gente tendrá que pagar los platos rotos como sucede habitualmente?