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La ciudad del limón nació como una villa veraniega, cercana a la capital tucumana. Diversos factores impulsaron su crecimiento

El 3 de mayo de 1900 nació la villa veraniega que estaba emplazada donde hoy se encuentra la ciudad de Tafí Viejo, con el nombre de San José de Calasanz. Luego adoptó el nombre de Villa General Mitre.

Su crecimiento y desarrollo, como ciudad, estuvo ligada a los Talleres Ferroviarios, que trajeron un impulso notable debido al efecto multiplicador de un emprendimiento de tal magnitud. Aquella importante fuente de trabajo sedujo a trabajadores de otras provincias y extranjeros que engrosaron la población de la villa.

Su nombre proviene del vocablo aimara Thaaui que significa: “Lugar donde sopla aire frío o hace mucho frío”. La ciudad posee un clima agradable, rodeada de cerros y conserva entre sus calles la calidez de su gente.

En 1920 dieron inicio a la actividad citrícola en sus tierras, fue tanta la trascendencia del cultivo, a través del tiempo, que se la reconoce como “La capital nacional del limón”. En 1940 lograron consolidarse las empresas dedicadas a la explotación integral del fruto, por lo que alcanzaron trascendencia internacional.

El 2 de junio de 1939 Tafí Viejo obtuvo el título de municipalidad. A diferencia de lo que ocurre en la mayoría de las ciudades argentinas, el centro comercial e institucional taficeño no se encuentra alrededor de la plaza principal, sino a lo largo de Avenida Leandro N. Alem, la cual es un reflejo de la vida social de la localidad.

Entre sus atractivos más tradicionales se destaca, desde 1970, el Festival Nacional del Limón. El encuentro, que se realiza todos los años, tiene lugar en el club Villa Mitre en octubre, donde participan las figuras más importantes del folklore argentino.

Otro sitio a considerar es el Museo Ferroviario que comenzó a funcionar en 2005, con el fin de rescatar objetos, herramientas, imágenes y parte de la cultura ferroviaria. En el salón se exhiben escritorios, máquinas de escribir, una melancólica boletería de Ferrocarriles del Estado y la vieja sirena símbolo del inicio de cada jornada taficeña.

En la actualidad, la ciudad recupera parte de su patrimonio histórico con una fuerte apuesta al turismo y el desarrollo de nuevas políticas ambientales y de inclusión. Una de ellas es la Hostería Atahualpa Yupanqui que brinda servicios de alojamiento de primer nivel con spa, restaurante y un centro de interpretación arqueológica “THAAUI”, donde se puede conocer parte de la historia taficeña y sus culturas originarias.

En cuanto a avances ambientales, crearon el Centro de Interpretación Ambiental y Tecnológico (CIAT), en el que se produce el tratamiento residuos sólidos secos como cartón, papel, metales, plásticos. A través de ello generan materiales de construcción como chapas y bloques, y fomentan fuentes de trabajo genuinas a través de la comercialización de los materiales reciclables.

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