En Tafí Viejo, el cuidado de los árboles es una cuestión de Estado. Desde hace un tiempo se viene desarrollando un plan piloto que apunta no sólo a incrementar la cantidad de ejemplares, sino también a crear conciencia entre los vecinos. Incluso se está realizando un detallado censo para establecer el estado real del parque forestal. Hasta ahora se han registrado 25.000 árboles
Asegura el filósofo Fernando Savater que cada persona tiene su ideal de momento perfecto. Ese lapso en el que uno se imagina haciendo algo que le gusta. No necesariamente una actividad gloriosa o benéfica para la sociedad, sino un pasatiempo verdaderamente íntimo y satisfactorio.
Para muchas personas, ese momento ideal radica en sentarse a la sombra de un árbol a disfrutar del sosiego mientras lee, por ejemplo, algún cuento de Julio Cortázar o Jorge Luis Borges. Y Tafí Viejo es el lugar ideal para hacerlo porque prácticamente todas las calles del municipio están custodiadas por árboles de distintas especies. Unos son tan altos y viejos como la ciudad misma; y otros, tan nuevos y fragantes que impregnan el aire con su olor. Pero todos tienen algo en común: dan sombra, regalan oxígeno, refrescan en tiempos de bochorno y, a decir del poeta, son bellos en la paz y sabios en el silencio.
De allí que su protección sea en Tafí Viejo una cuestión de Estado. Una tarea que se desarrolla no sólo con mano dura (la ordenanza que impide la depredación por parte de los vecinos se cumple a rajatabla) sino también con un ingenioso proyecto que es motivo de orgullo para la ciudad. Y esto no es una exageración. El Departamento de Ecología de la Municipalidad, por ejemplo, viene desarrollando desde hace un tiempo un plan piloto que apunta no sólo a mantener y aumentar el arbolado, sino también a crear conciencia ecológica entre los vecinos y los estudiantes taficeños. «La nuestra es una de las ciudades con mayor cantidad de árboles. El verde es como el sello que identifica a Tafí Viejo. Y por eso queremos no sólo incrementar la cantidad de ejemplares, sino también registrar el estado en el que se encuentra cada uno. Este plan, que no es nuevo, apunta precisamente a eso», explicó el intendente, Javier Pucharras.
Cambio de rumbo
El proyecto en marcha es realmente complejo y novedoso. El responsable del Departamento de Ecología, Juan Cardozo, reconoce que no existe algo similar en otros municipios del país. «Nuestra área fue creada en 1982 con el objetivo de llevar a cabo la reforestación de la ladera del cerro cuando se hizo la sistematización de la cuenca del arroyo Tafí. Pero, años después, la repartición dio un giro y comenzamos a hacernos cargo del cuidado, la poda y el cambio de los árboles. Al mismo tiempo desarrollamos un plan de forestación que abarca todo el municipio», relata. Para lograr estos objetivos, la repartición ideó una estrategia única y efectiva: hacer un relevamiento detallado de cada uno de los árboles de la ciudad. Una tarea ciclópea si se tiene en cuenta la cantidad de barrios nuevos que se han ido construyendo dentro del radio municipal. Sin embargo, con la ayuda de la cooperativa El Trébol, que se encuentra dentro del programa Argentina Trabaja, no sólo se pudo realizar el relevamiento forestal, sino que además se construyó una suerte de radiografía detallada de cada árbol. «Hasta el momento tenemos registrados 25.000 ejemplares, aunque aún nos falta censar una pequeña parte. De cada uno de esos árboles sabemos su tamaño, su densidad de tronco, su especie, su edad, y su diámetro. Estas mediciones nos permiten saber en qué estado está la calidad de la madera, si existe probabilidad de que se caiga y cuándo es el momento adecuado para reemplazarlo», señala Cardozo.
Todo está plasmado en planillas detalladas y digitalizadas que permiten realizar un control periódico para ver cómo evolucionan las plantas. Esta tarea es realizada sobre todo por los empleados del plan Argentina Trabaja. «Nuestra consigna es preservar las especies arbóreas autóctonas -enfatiza-. Cuanto menos especies se saquen es mejor para todos».
Pero, además de esta tarea, la repartición realiza también un trabajo social importante: trata de desarrollar en las nuevas generaciones una verdadera conciencia ecológica. Con ese objetivo trabajan con las escuelas de la ciudad, adonde concurren expertos del área para dar charlas sobre la necesidad de cuidar los árboles. «Intentamos que los chicos se involucren con el tema. Después de las charlas los invitamos a que vean una reforestación e incluso les permitimos que ellos adopten un árbol al que se lo bautiza con el nombre del niño. El chico recibe un carnet con los datos del plantín y su propia foto, así puede ir controlando su crecimiento. La intención es que el pequeño crezca al mismo tiempo que el árbol y sea su amigo», cuenta Pascual Zamora, encargado de esta tarea.
La responsabilidad del vecino
Uno de los puntos claves en el desarrollo del plan de forestación es el rol que juegan los vecinos. «Nosotros tenemos una ordenanza municipal que impide la poda o extracción de un árbol sin un informe técnico municipal. A veces nos cuesta hacer entender que el árbol que está en la vereda no es del vecino, sino de toda la comunidad, pero la responsabilidad de su cuidado sí es responsabilidad de cada frentista», advierte Juan Cardozo.
Hacia un equilibrio ambiental
«Cuando cortamos un árbol rompemos todo un nicho ecológico que incluye insectos, pájaros y hasta al hombre mismo», dice Pascual Zamora. Esta es la idea que se intenta transmitir a las nuevas generaciones de taficeños a través de charlas y vivencias en distintos lugares de la ciudad. «Cuando hacemos una forestación siempre invitamos a grupos de estudiantes para que se comprometan a cuidar de esos árboles», agregó.
Fuente: La Gaceta