Como todos los últimos miércoles del mes de abril desde el año 1996, este 28 se conmemora el Día Internacional de la Concientización sobre el Ruido, fecha instituida con el objetivo de generar conciencia en la población acerca de los riesgos que el ruido implica para el trastorno auditivo y su impacto en la salud.
La jefa de la unidad de Fonoaudiología del hospital Padilla, licenciada Patricia Arévalo, comentó que desde el equipo a su cargo se trabaja para informar a la comunidad sobre esta problemática y la manera de prevenir afecciones auditivas por ruido.
Esta unidad cuenta, con 2 áreas: Audiología, conformada por las licenciadas Magali Polonsky, María Pía Giandominco y Marina Contino y Foniatría de la mano de las fonoaudiólogas Anabel Fernández y Nuri Levi. Las profesionales explicaron en el contexto de la conmemoración, la importancia de conocer un poco acerca de la anatomía del oído, el cual se divide en 3 partes diferentes que trabajan en forma conjunta para procesar los sonidos y lograr la percepción auditiva.
El sonido ingresa a través del oído externo, pasa por el oído medio y llega al oído interno, que posee unas células muy pequeñas llamadas células ciliadas, consideradas las principales responsables de la audición. Estas células de gran importancia por su tamaño son muy frágiles y los ruidos fuertes las destruyen.
Para evitar este daño, el oído medio posee la función de protección del oído interno, a través de un reflejo involuntario que se da en respuesta a sonidos de alta intensidad, conocido como reflejo estapedial, que es la contracción del músculo del estribo en respuesta a un sonido de alta intensidad.
El termino contaminación acústica o contaminación invisible hace referencia al ruido entendido como sonido excesivo y molesto provocado por las actividades humanas que producen efectos negativos sobre la salud auditiva, física y mental de las personas. El transito automovilístico, bocinas, caños de escapes, sirenas y motores, a más de 90 decibeles son ejemplos de esto y causan un daño en el oído que, a más de 120 decibeles, es irreversible.
El sonido del taladro neumático en las obras en construcción, el ruido excesivo en los boliches, bares y fiestas, el volumen de los parlantes en actos y los ruidos que se emiten en actividades en las que se usan aparatos como tornos, secadores, entre otros, también pueden generar su impacto auditivo negativo, que tendrá mayores consecuencias en cuanto mayor exposición al ruido continuo, prolongado y/o de alta intensidad exista.
La exposición a ruidos puede afectar de diferentes formas al ser humano, la de mayor prevalencia es la hipoacusia neuro sensorial, que es la pérdida auditiva acompañada de los acufenos o zumbidos en el oído. La pérdida auditiva es irreversible y altera la calidad de vida de las personas, de allí la importancia de llevar adelante medidas preventivas a lo largo de la vida.
La prevención se puede realizar a través de:
- La utilización adecuada de protectores auditivos en los lugares de trabajo de alta exposición al ruido.
- El cuidado del escape de autos y motocicletas.
- El control del uso de las bocinas, el volumen de los televisores, teléfonos y dispositivos de la casa.
- Evitar el uso de auriculares, y en su defecto utilizar el volumen de los mismos a bajas intensidades.
- La utilización de protección auditiva en las obras, tanto del operador de la maquinaria como de las personas que están a su alrededor.