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Con rifas y bingos, los fieles de Lomas de Tafí construyen un templo en honor a la Virgen de Guadalupe.

Pasaron ocho años desde la primera misa, al aire libre, a la intemperie, en un descampado del barrio Lomas de Tafí. Todavía no se habían terminado de ocupar las 5.000 casas del populoso barrio, pero los vecinos ya sentían “hambre” de Dios. Por entonces las misas se oficiaban en la calle, en los patios de las casas y hasta en una escuela de la zona. Pero el Señor necesitaba tener su propio altar. Y así se levantó el obrador, de chapas, y piso de tierra todavía, que es la incipiente iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe. El milagro es que al lado, en el mismo predio, se va irguiendo el verdadero templo de la Virgen, despacio, ladrillo a ladrillo.

Este fin de semana la comunidad de Lomas de Tafí celebró la terminación de la primera etapa de construcción: el techo y las paredes. No es un hecho menor, si se tiene en cuenta que el edificio ocupa unos 760 metros cuadrados. “Todo se hizo a pulmón. Con rifas y bingos, peñas los fines de semana y el esfuerzo de toda la comunidad”, cuentan con orgullo Nora Bascary, Susana Pajón, Teresa Pereyra, Ana de Almirón, Estela Pérez y Lidy Morales entre otros vecinos. El padre Daniel Clérici no puede ocultar su orgullo y satisfacción. Los infaltables “avisos parroquiales” después de cada misa dieron resultado. Nadie se podía ir a casa sin su talonario de rifas para vender, recuerdan los vecinos entre risas. Pero el trabajo no ha terminado todavía. A los 2,5 millones de pesos invertidos en las cuatro paredes y el techo hay que sumarle ahora las aberturas y los revestimientos. Como ocurre siempre, no tienen nada, sólo sus manos para trabajar y su fe que levanta paredes. “Las donaciones son muy pocas”, reconocen. “Sólo la Legislatura nos donó una vez 150.000 pesos pero el resto lo juntamos entre todos, peso por peso”, cuentan.

No saben de dónde saldrá el dinero para los 12 ventanales ni para las puertas. Pero la fuerza y las ganas están.

Lo importante es que en la avenida Jaldo y pasaje Siria, de Tafí Viejo, el humilde obrador no está solo. Aunque adentro el calor se vuelva insoportable debido a las chapas recalentadas por el sol (es un horno literalmente) basta mirar por la ventana y ver el templo que crece al lado, para reconocer que la Providencia divina no descansa.

HORARIOS DE MISAS

• Sábados, 19 hs, y domingos a las 19.30 y a las 21. Hora santa los jueves, a las 20.30.

En La Gaceta

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