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La población.- En la Municipalidad de Tafí Viejo calculan que el 80% de las más de 3.600 casas que ya fueron entregadas están habitadas. Por esa razón, en este momento debe haber unos 14.000 vecinos en Lomas de Tafí, según el municipio. Por el barrio circulan los colectivos de las líneas 142, 109, 101, 107, 131 y 100.

Algo de optimismo.- Pedir un taxi es condenarse a una espera que puede resultar interminable. Que una carta llegue a destino es casi milagroso y que un amigo o un familiar que va al barrio por primera vez encuentre de buenas a primeras la casa es un buen motivo para festejar. Patricia Rizzo y Karina Véliz viven hace tres años en Lomas 600 y aún no logran acostumbrarse a la falta de señalizaciones. «Tenemos la esperanza de que cuando esté todo terminado estos problemas se terminen. La cuestión es que se van entregando distintas etapas y faltan detalles que generan incomodidades. Ojalá que de a poco los vayan solucionando», anheló Karina.

 

Conductores perdidos y accidentes.- Matías Ruina no dejó de derrochar buen humor durante la entrevista. Hace una semana que abrió su gimnasio y lo pone feliz trabajar en el mismo barrio en el que vive. Sin embargo, no ahorró críticas. «Si te quedás un ratito parado en la vereda vas a ver pasar autos que andan dando vueltas y vueltas. Son los que están perdidos. Lo peor de todo es que a veces te piden ayuda y vos no les podés decir nada. Yo conozco la zona en la que vivo y nada más», relató. Además, agregó que en la esquina de su casa, en Viamonte y avenida principal, se producen accidentes constantemente. «Es muy peligroso, porque la gente hace lo que quiere: doblan en U, a la izquierda, se cruzan de un lado al otro… Es un descontrol, por eso es necesario que pongan un semáforo o que haya varitas», reclamó.

En colectivo a comprar el pan.- Ernestina del Valle Gómez tenía muchas ganas de hablar. Sentía que desde que se mudó a Lomas de Tafí acumulaba quejas y que en cualquier momento puede estallar de indignación. «Mire: no tenemos centro de pagos, no tenemos un supermercado cerca para las compras, no hay bancos, no hay nada. Hay días en los que si no pasa un hombre en bicicleta vendiendo pan uno no tiene dónde comprar. El barrio es muy grande y hay muy pocos negocios. Si uno no conoce dónde está la carnicería o la verdulería ¿qué hace? No podemos estar viajando todos los días en colectivo o en taxi a la ciudad para hacer las compras más básicas», se despachó Ernestina mientras preparaba el almuerzo.

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