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Mediante internet o en persona, los habitantes del megabarrio aportaron casos al relevamiento efectuado por el Gobierno provincial Advirtieron que durante los controles, aparecieron adjudicatarios que no ocupan las viviendas de manera continua. El problema de la inseguridad

La indignación de los vecinos de Lomas de Tafí por las casas que decenas de adjudicatarios dejaron vacías llegaron hasta la Casa de Gobierno. Fueron ellos quienes advirtieron al titular del Poder Ejecutivo, José Alperovich, y a la Fiscalía de Estado, que conduce Jorge Posse Ponessa, sobre el abandono de viviendas en el megabarrio. Inclusive, luego de que se iniciaron las tareas de control, aportaron espontáneamente a los censistas o mediante una página web, más casos (www.lomasdetafi.com.ar). Así, el Gobierno provincial pudo iniciar la auditoría, cuyo resultado parcial reveló que, de 3.000 propiedades inspeccionadas, unas 250 estarían deshabitadas.

El paisaje de Lomas de Tafí cambió a mediados de enero, cuando comenzaron a circular rumores de que cuadrillas de inspectores recorrerían el barrio en busca de irregularidades. Según expresaron varios vecinos, en cuestión de días comenzaron a aparecer cortinas, cortadoras de césped, escobas y obreros en casas que hasta ese momento permanecían vacías. Ocurre que el 20 de enero, Alperovich anunció que se realizaría un control en el megabarrio de viviendas sociales de Tafí Viejo para detectar casas sin habitar, alquiladas o transferidas ilegalmente.

Días más tarde, equipos conformados por abogados del Estado y empleados del Instituto Provincial de Vivienda y Desarrollo Urbano (Ipvdu) comenzaron a recorrer las calles, y a hablar con los habitantes.

Situación irregular

Esta semana LA GACETA publicó los resultados parciales tras el fin de la recorrida: la mitad de las 3.000 casas relevadas está en situación irregular. Se trata de viviendas vacías o habitadas por personas que no pueden acreditar un vínculo legal con el inmueble o incluso, de ocupantes que no atendieron a los inspectores pese a que ya habían sido vistos en el lugar.

Según pudo constatar LA GACETA en un recorrido por Lomas, son pocas las casas que lucen completamente abandonadas, aunque afinando un poco la mirada, se pueden advertir señales de que muchas no son visitadas asiduamente. Para los vecinos, la falta de medidor de gas es una señal casi inequívoca de que el lugar no está habitado. También lo son el césped demasiado crecido o la basura acumulada en la puerta, los focos prendidos a plena luz del día o acumulación de tierra, arena y escombros en los jardines (los vecinos cuentan que utilizan los espacios deshabitados para depositar sus propios materiales de construcción).

Sin embargo, más allá de los signos visibles, son los testimonios de quienes viven allí los datos más firmes para determinar el estado de las propiedades. Según la normativa del Ipvdu, las casas entregadas deben ser habitadas en los primeros 90 días a partir de la adjudicación y no pueden ser negociadas en los primeros tres años (los plazos varían de acuerdo al plan de viviendas).

“No es justo. Yo viví 40 años alquilando hasta que conseguí la casa propia. Es indignante tener vecinos que no las usan, habiendo tanta gente que las necesita”, reclamó Irma Álvarez, vecina del sector XVIII, uno de los últimos en ser adjudicados.

Roberto Cruz, de la misma área, indicó que hasta hace pocos días tenía una sola vecina, y el resto de las casas estaban deshabitadas. “Cuando nos enteramos de que iba a venir la inspección, comenzamos a ver a vecinos que nunca habíamos visto antes. Algunos trajeron obreros que comenzaron a hacer arreglos, otros pusieron cortinas y cortaron el césped. Uno se quedó, a los demás no los vimos más”, contó Cruz. “El problema es la inseguridad: en estos lugares abandonados se esconden los delincuentes. A mí, el año pasado, me robaron todo lo que tenía en la casa. Los ladrones se fueron por los pastizales de los patios de las casas abandonadas”, agregó.

Las casas del sector VIII fueron entregadas hace aproximadamente tres años. Según los vecinos, las viviendas sin ocupantes son menos frecuentes en las zonas más antiguas, aunque existen. “Los dueños de una casa de mitad de cuadra vinieron para la inspección. Pero los de la casa de la esquina ni siquiera aparecieron”, advirtió Silvia Espinosa. En los sectores VI y VII, pocos vecinos dijeron conocer viviendas deshabitadas. Por ese sector no pasaron los inspectores del PE, que se abocaron al relevamiento de Lomas Norte y Lomas 3.000 (del IX al XX).

Micaela Riquelme y Carlos León, del sector XVIII, sí fueron visitados pero estaban trabajando fuera de casa cuando los auditores llamaron a su puerta. Lo mismo ocurrió con Álvarez y Cruz, los vecinos que tenían varios casos para denunciar.

Manuel Miranda, del sector VI, comentó que en la zona el no ve casas sin ocupantes. Pero que sí conocen casos de personas a las que se les adjudicó más de una vivienda. “¿Cómo puede ser? Yo entiendo si se equivocan y le dan una casa a alguien que ya tiene en otro lado, porque puede ser que no la tenga a su nombre. Pero, ¿es tan difícil darse cuenta que a alguien le están dando dos casas en Lomas de Tafí?”, cuestionó. Álvarez reclamó que una vecina del sector XVII habría destinado una casa exclusivamente a un comercio de comestibles, viviría en otra del mismo barrio y tendría una más.

El relevamiento del Ejecutivo provincial dio cuenta de que el 15% de las viviendas auditadas fue encontrado sin ocupantes, según el informe de la Fiscalía de Estado. Desde esa oficina de Casa de Gobierno se agregó que los datos deberán ser cruzados con informes de diversas entidades, que darán cuenta del comportamiento de los beneficiarios tras la adjudicación. Alperovich, por su parte, dijo que pidió rigurosidad a los fiscales para actuar. “Acá se han hecho mal las cosas”, sentenció ofuscado.

Fuente: La Gaceta

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