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Segun el relato de La Gaceta,  el ex gobernador y el ex intendente, ahora en el macrismo, coincidieron el fin de semana en el bar de una estación de servicios.

Terminaron sus gestiones el mismo día, aunque ya hacía más de un año que se habían distanciado. Aquel 29 de octubre de 2015 marcó el final formal de las administraciones de José Alperovich en la provincia y de Domingo Amaya en la Capital. Esa convivencia, que había comenzado a fines de 2003, pasó por momentos de suma cohesión a instancias de feroz enfrentamiento político.

Caía la tarde en Tafí Viejo cuando el ahora subsecretario del Interior de la Nación terminaba una reunión con dirigentes y con el concejal Benjamín Terraf en una estación de servicios de Lomas de Tafí. Alrededor de las 19.30, la puerta del bar se abrió y apareció el senador Alperovich junto a un grupo de colaboradores; entre ellos, el candidato a intendente de su espacio. Se trata del «profe» de taekwondo René Bustos.

Apenas se vieron, buscaron encontrarse como dos viejos conocidos. Amaya se levantó de su silla y Alperovich se dirigió hacia él para abrazarlo. Casi de inmediato, el ex gobernador se fue hacia otra mesa y Amaya esperó de pie por el ingreso de Sara Alperovich, hija del candidato al sillón de Lucas Córdoba por el frente Hacemos Tucumán. Según testigos, el ex intendente aprovechó para preguntarle a la ex directora de la Juventud por sus hijos: la joven odontóloga fue madre de mellizos el año pasado.

La charla, al parecer, quedó para otra oportunidad. Amaya dejó la estación de servicios unos 20 minutos después y Alperovich continuó la charla con su equipo por un rato más.

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